Popularmente la personalidad se entiende como la el conjunto de actitudes y estilo de comportamiento de una persona, o sea todo aquel conjunto de características psicológicas que caracterizan a una persona y permiten distinguirla de todas las demás. Si bien la está noción popular corresponde en gran parte a la verdad, en realidad se trata de concepto bastante complejo que la psicología se ha encargado de abordar desde diversos puntos de vista.
Muchos autores han intentado definirla, y es a partir de esto que se han categorizado, incluso, los tipos de definición de la personalidad. De este modo, la psicología presenta definiciones aditivas, las que describen la personalidad como la suma de todos aquellos aspectos que definen al individuo. Por otra parte, nos encontramos ante las definiciones integradoras, las que abordan la personalidad como un conjunto organizado y estructurado de características. Además, es posible encontrar definiciones jerárquicas, las que ven la personalidad integrada por un conjunto de dimensiones, en las que unas se imponen más que otras. Existen otras definiciones que hacen alusión a la personalidad en cuanto a la importancia de sus características ante la adaptación del sujeto al medio. Por último, es posible concebir la personalidad poniendo especial énfasis en las diferencias que implica frente a los demás, otorgándole características únicas y distintivas al individuo.
Trastornos mentales y psíquicos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo es consciente de sus capacidades, puede enfrentarse a las exigencias normales de la vida y trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de contribuir a su comunidad.
Se consideran enfermedades mentales los problemas psíquicos y la tensión emocional, las disfunciones asociadas con los síntomas de angustia y los trastornos psíquicos diagnosticables, como la esquizofrenia y la depresión.
La salud mental está condicionada por múltiples factores entre ellos los de carácter biológico (por ejemplo, factores genéticos o en función del sexo), individual (experiencias personales), familiar y social (el hecho de contar con apoyo social) o económico y medioambiental (la categoría social y las condiciones de vida).
La afectividad
En psicología se usa el término afectividad para designar la susceptibilidad que el ser humano experimenta ante determinadas alteraciones que se producen en el mundo real o en su propio yo. También se conoce como el amor que un ser humano brinda a alguien.
Para el neurobiólogo Antonio Damasio, la emoción y las reacciones relacionadas están vinculadas con el cuerpo, mientras que los sentimientos lo están con la mente. Algunos autores consideran que, mientras que la emoción es un proceso individual, el afecto es un proceso interactivo que involucra a dos o más personas, si bien no existe una división estricta entre ambos conceptos. En otros autores, las afecciones se refieren al cuerpo, mientras que las emociones están vinculadas a la mente, como lo considera Spinoza. De ahí que deba tenerse siempre presente el contexto concreto en que se tratan estos temas.
Considerando los diversos tipos de emoción, se puede ofrecer una hipótesis de trabajo sobre las emociones propiamente dichas en forma de definición:
1) Una emoción propiamente dicha, como la felicidad, la tristeza, vergüenza o simpatía, es un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo.
2) Las respuestas son producidas por el cerebro normal cuando éste detecta un estímulo emocionalmente competente, esto es, el objeto o acontecimiento cuya presencia, real o en rememoración mental, desencadena la emoción. Las respuestas son automáticas.
3) El cerebro está preparado por la evolución para responder a determinados estímulos emocionalmente competentes con repertorios específicos de acción. Sin embargo, la lista de tales estímulos no se halla confinada a los repertorios que prescribe la evolución. Incluye muchos otros aprendidos en toda una vida de experiencia.
4) El resultado inmediato de estas respuestas es un cambio temporal en el estado del propio cuerpo, y en el estado de las estructuras cerebrales que cartografían el cuerpo y sostienen el pensamiento.
5) El resultado último de las respuestas, directa o indirectamente, es situar al organismo en circunstancias propicias para la superviviencia y el bienestar.La motivación.
La motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo.
En el ejemplo del hambre, evidentemente tenemos una motivación, puesto que éste provoca la conducta que consiste en ir a buscar alimento y, además, la mantiene; es decir, cuanta más hambre tengamos, más directamente nos encaminaremos al satisfactor adecuado. Si tenemos hambre vamos al alimento; es decir, la motivación nos dirige para satisfacer la necesidad.
La motivación también es considerada como el impulso que conduce a una persona a elegir y realizar una acción entre aquellas alternativas que se presentan en una determinada situación. En efecto, la motivación está relacionada con el impulso, porque éste provee eficacia al esfuerzo colectivo orientado a conseguir los objetivos de la empresa, por ejemplo, y empuja al individuo a la búsqueda continua de mejores situaciones a fin de realizarse profesional y personalmente, integrándolo así en la comunidad donde su acción cobra significado.
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