domingo, 28 de octubre de 2012

CINICOS






Los filósofos cínicos tomaron al perro (kyno en griego) como su emblema. El perro vive junto
a los hombres, pero mantiene sus hábitos naturales, no se oculta para hacer sus necesidades ni para el sexo. Es impúdico por naturaleza, roba alimentos a los dioses y mea en las estatuas sin reparo alguno. No pretende honores ni tiene ambiciones. 


Quienes apodaron a Diógenes de Sinope “el perro” tenían intención de insultarle. Pero Diógenes halló muy acertado el calificativo y se enorgulleció de él. Diógenes llevaba una ociosa vida de perro en medio de la ciudad bulliciosa.

Los antiguos cínicos reinterpretaron la doctrina socrática, considerando que la civilización y su forma de vida era un mal y que la felicidad consistía en seguir una vida simple y acorde con la naturaleza. 

 
El hombre llevaba en sí mismo los elementos para ser feliz.
 

Los cínicos despreciaba las normas, las instituciones, las costumbres y todo lo que representa una atadura para el hombre.
 

El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz. De ahí el desprecio a las riquezas y a cualquier forma de preocupación material.
 

Deben ejercitarse tanto física como mentalmente para endurecerse y llegar a la impasibilidad y a la autosuficiencia.
 

La libertad radical es libertad de pensar, de acción y de palabra. El cínico se caracterizaba por su desvergüenza, por adoptar modos de vida que escandalizaban a su sociedad.
Hacían deliberadamente lo que los demás evitaban hacer por pudor o costumbre, reafirmando así su independencia.

No es natural que el hombre quiera ser feliz como un perro. La revolución moral y la subversión que propone el cínico es sólo para unos cuantos, marginales y audaces, pues la vida cínica es alegre pero dura.

El cinismo puede verse como un aguijoneo mental que nos despierta y nos pone en guardia frente a la hipocresía que  esconden las convenciones sociales. Sócrates se definió a sí mismo como un tábano que mantiene “despiertos” a los atenienses para que busquen la verdad.

“Como el tábano que se posa sobre el caballo, remolón, pero noble y fuerte, que necesita un aguijón para arrearle” Apología de Sócrates

Actualmente cinismo consiste en manifestar no creer en la sinceridad o la bondad humana.

En 1930, Bertrand Russell en el ensayo sobre El cinismo Juvenil pudo describir en qué medida el cinismo había penetrado en las conciencias occidentales, especialmente en áreas como la religión, la patria (el patriotismo), el progreso, la belleza, la verdad. La primera mitad del siglo XX, con sus dos guerras mundiales, ofrece pocas esperanzas a las personas que deseen adoptar un idealismo diametralmente opuesto al cinismo.

Anécdotas de cínicos

Diógenes de Sinope
 


Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron que era lo que sabía hacer, y el contestó: “mandar, comprueba si alguien quiere comprar un amo”.
 

Se decía que Diógenes iba por la calle en pleno día, con la lámpara encendida, diciendo "Busco un hombre".
 

Cuando Alejandro Magno le preguntó qué podía hacer por él, dijo “Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol.
 

Una vez le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: “Porque piensan que pueden llegar a ser ciegos o cojos, pero nunca a ser filósofos ”
 

Cuando le invitaron a una lujosa mansión le dijeron de no escupiera en el suelo. Escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.
 

Observando cierta vez un niño que bebía con las manos, arrojó el cuenco que llevaba en la alforja, diciendo: « Un niño me superó en sencillez.» Asimismo se deshizo de su escudilla cuando vio que otro niño, al que le se había roto el plato, recogía sus lentejas en la cavidad de un pedazo de pan”
 

A la pregunta de qué vino le gustaba más, respondió: «El ajeno».
 

“En un banquete algunos le echaron huesos, como si fuera un perro: Diógenes, comportándose como un perro, orinó allí mismo”
 

Se considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier parte se encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en los demás, por tanto el mundo es de todos.
 

"Si los de Sínope me han condenado al exilio. yo los condeno a quedarse en su patria"
 

En materia sexual practicaba la masturbación, considerándola más expeditiva. A quien le reprochaba hacerlo en la plaza pública, le respondía: !"Ah, si pudiera aplacar también el hambre con un ligero masaje en el estómago!"
 

Una noche, encontrándose con un amigo que iba a un banquete, le gritó cuando ya había pasado: "Volverás peor".
 

Estaba en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Le preguntaron por qué lo hacía, contestó: Me ejercito en fracasar.
 

Platón llamó a Diógenes “Sócrates enfurecido”
 

El gran beneficio que Diógenes confiesa haber sacado de la filosofía es “el estar preparado contra cualquier embate del azar”,
 

A uno que le reprochó: «Te dedicas a la filosofía y nada sabes», le respondió: «Aspiro a saber, y eso es justamente la filosofía.»


Antístenes
 

Antístenes estuvo presente en la muerte de Sócrates, mientras discutían sobre la inmortalidad del alma y esperaban a que llegara el momento de beber el veneno que le causaría la muerte.
 

Al preguntarle qué cosa era mejor para los hombres, dijo: "Morir felices".
 

Hay que prestar atención a nuestros enemigos, porque son los primeros en descubrir nuestras debilidades.
 

" Se debe convertir el alma en una fortaleza inexpugnable "
 

La ciencia más importante es la de “desaprender el mal”


"A mi parecer, la riqueza no es un bien material que se pueda conservar en casa como si fuera un objeto, sino una disposición del Alma; de otro modo, no se explicaría por qué algunos, aun poseyendo muchos bienes, siguen viviendo en medio de riesgos y fatigas con el único objetivo de acumular más dinero. Ni podría entenderse el comportamiento de ciertos tiranos que sienten tantos deseos de poder y tesoros al punto de cometer delitos cada vez más horrendos. Los tales se parecen a personas que, pese a comer sin cesar, no muestran jamás signos de saciedad. Yo, en cambio, aunque pobre en apariencia, tengo tantas de dichas posesiones que hasta me cuesta encontrarlas: duermo, como y bebo donde más me place, y tengo la impresión de que todo el mundo me pertenece. Para que los alimentos se vuelvan más deseables, exploto mi propio apetito: me abstengo de comer durante un tiempo, y, después de un solo día de ayuno, cualquier alimento que me llevo a la boca me parece de grandísima calidad. Cuando mi cuerpo siente necesidad de amor, me uno o, una mujer fea, y así ella, como ninguno la desea, me acoge con grandisima alegría. En resumen, lo importante, amigos míos, es no sentir necesidad de nada." Jenofonte Banquete





http://www.upf.edu/materials/fhuma/hiid1/mat/txt/cinicos.pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_c%C3%ADnica


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