Eticas basadas en el placer, la renuncia, la razón y el diálogo
Cuando los griegos pensaban la felicidad, la consideraban el fin de vida. El bien supremo al que aspira todo hombre. Alcanzar la plenitud. Algunos pensaban la plenitud como la posibilidad de realizarse. Otros, como alcanzar el autodominio, o la paz interior, y otros, como la autonomía. La independencia plena. Pero la pregunta eterna siempre ha sido:
¿Es posible alcanzar la plenitud?
¿O debemos considerarlo como un horizonte siempre abierto?Como una búsqueda imposible de lo imposible.
¿puedo ser feliz haciendo el mal?
¿puedo ser feliz yo solo, habiendo a mi alrededor tanta gente que sufre?
¿Hasta qué punto es posible una sociedad en la que impere el egoísmo?
La felicidad se puede alcanzar de diversos modos:
1-Por el consumo de bienes materiales
La felicidad parece unida al consumo y a la propiedad de bienes materiales. No todos tenemos el mismo poder adquisitivo. "Los ricos son más felices que los pobres"
"Si tú no eres capaz de lograr la felicidad con poco, no la vas a lograr con mucho" Jose Mujica
"Lo que posees acabará poseyéndote." El club de la lucha
“Solo cuando perdemos todo, somos libres de hacer lo que queramos" El club de la lucha
"La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados." El club de la lucha
2-Por el autoconocimiento
Según Sócrates la felicidad pasa por el desarrollo del saber y jamás por las cuestiones materiales. Conociendo la verdad se alcanza la felicidad. Se trata, como se leía en el oráculo de Delfos, de saber quiénes somos. Conócete a ti mismo y seras feliz
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
Nietzsche
3-Por la excelencia (Aristóteles) que exige encontrar el punto medio entre los excesos.
Aristóteles sostiene que la finalidad del ser humano es la felicidad. La alcanzamos desarrollando nuestra virtud, aquello que nos hace ser lo que somos. Lo que más nos caracteriza es la razón. Pero también debemos cubrir nuestras necesidades materiales y sociales.
4-Hedonismo moderado
"Busca el placer y evita el dolor" Epicuro
La mayor felicidad es alcanzar la paz interior, la imperturbabilidad del alma. No temer a los dioses, a la enfermedad o a la muerte.
5-Luchando por la utopía, luchando por una felicidad futura
La felicidad solo es posible si nos comprometamos con la construcción de un mundo mejor, siendo ciudadanos comprometidos. "No se puede ser feliz en un mundo infeliz".
"Dad al hombre salud y metas a alcanzar y no se detendrá a pensar sobre si es o no feliz". George Bernard Shaw
¿puedo ser feliz haciendo el mal?
¿puedo ser feliz yo solo, habiendo a mi alrededor tanta gente que sufre?
¿Hasta qué punto es posible una sociedad en la que impere el egoísmo?
1-Por el consumo de bienes materiales
La felicidad parece unida al consumo y a la propiedad de bienes materiales. No todos tenemos el mismo poder adquisitivo. "Los ricos son más felices que los pobres"
"Si tú no eres capaz de lograr la felicidad con poco, no la vas a lograr con mucho" Jose Mujica
"Lo que posees acabará poseyéndote." El club de la lucha
“Solo cuando perdemos todo, somos libres de hacer lo que queramos" El club de la lucha
"La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados." El club de la lucha
2-Por el autoconocimiento
Según Sócrates la felicidad pasa por el desarrollo del saber y jamás por las cuestiones materiales. Conociendo la verdad se alcanza la felicidad. Se trata, como se leía en el oráculo de Delfos, de saber quiénes somos. Conócete a ti mismo y seras feliz
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
Nietzsche
3-Por la excelencia (Aristóteles) que exige encontrar el punto medio entre los excesos.
Aristóteles sostiene que la finalidad del ser humano es la felicidad. La alcanzamos desarrollando nuestra virtud, aquello que nos hace ser lo que somos. Lo que más nos caracteriza es la razón. Pero también debemos cubrir nuestras necesidades materiales y sociales.
4-Hedonismo moderado
"Busca el placer y evita el dolor" Epicuro
La mayor felicidad es alcanzar la paz interior, la imperturbabilidad del alma. No temer a los dioses, a la enfermedad o a la muerte.
5-Luchando por la utopía, luchando por una felicidad futura
La felicidad solo es posible si nos comprometamos con la construcción de un mundo mejor, siendo ciudadanos comprometidos. "No se puede ser feliz en un mundo infeliz".
En la Edad moderna, con el desarrollo del liberalismo, la felicidad se volvió un asunto privado.
6-Ética del deber: Kant
Más importante que la felicidad es cumplir con el deber.
Más importante que la felicidad es cumplir con el deber.
Primero está el cumplimiento de las normas y después la felicidad propia.
7-Cinismo:
La sociedad nos hace infelices
Y por ello postula un retorno a la naturaleza y a las costumbres más animales.
8-Estoicismo
Abstente (placeres) y aguanta (desgracias)
Las éticas formales tratan de fundar la moral sin un contenido específico. La moral es una “forma” cuyo contenido, depende de las circunstancias.
Las acciones han de considerar siempre al hombre como fin, jamás como medio. Este es el sentido que tiene la segunda máxima que propone Kant para expresar la ley de la razón práctica: “Obra de tal manera que siempre tomes a la humanidad como un fin y jamás la utilices como un medio, ya sea en tu persona, ya sea en la persona de cualquier otro”.
La ética de Kant se plantea como una ética del deber puro. Si actuamos en virtud de alguna fin egoísta, actuamos obedeciendo lo que Kant denomina “imperativos hipotéticos”. Un imperativo hipotético es el que se ajusta a “si quieres A, haz B”. Se trata de establecer nuestra acción como medio para conseguir un fin. Pero Kant entiende que este fin es egoísta.
Según Kant, el ser racional se da a sí mismo los mandatos de la moralidad. Cada uno de nosotros es su propia autoridad moral. Por tanto, la autoridad externa, aun si es divina, no puede proporcionar un criterio para la moralidad. La ley moral debe ser completamente invariable. Cuando he descubierto un imperativo categórico, he descubierto una regla que no tiene excepciones.
La libertad es el supuesto previo del imperativo categórico. El deber del imperativo categórico sólo puede aplicarse a un agente capaz de obedecer. Ser capaz de obedecer implica que uno no está determinado por sus inclinaciones. La voluntad no debe buscar el placer o la felicidad. El imperativo que guía la acción determinada por la inclinación es siempre un imperativo hipotético
La ética de Kant plantea un problema: la necesidad de obrar por el deber, excluyendo fines, temores a castigos, deseos de recompensa, etc, se mueve en el terreno ideal, porque todo hombre desea ser feliz.
No es posible dentro de sociedades multiculturales, construir una ética basada en la razón abstracta e impersonal como pretendía Kant. La moral no puede prescindir de la dimensión histórica y social de los individuos. La racionalidad se construye en el diálogo interpersonal.
La virtud consiste en el término medio que impide las malas consecuencias del exceso y del defecto. No es una media aritmética, pues en ética las cosas dependen de las circunstancias. Hay virtudes morales (animal) y virtudes intelectuales (racional). Las virtudes morales serán la excelencia en el comportamiento, que se basa en los buenos hábitos. Por ejemplo: frente a la cobardía y la temeridad, actuar valientemente; frente a la avaricia y el derroche, la generosidad.
Y así como puede afirmarse, por un lado, que todo es materia, también puede decirse que todo es "fuerza vital". Este fuego que todo lo penetra es la razón divina. El continuo cambio que genera el pneuma se desarrolla en ciclos idénticos que se repiten eternamente ("eterno retorno"). Cada ciclo culmina en una gran conflagración universal. Todo vuelve al primitivo fuego, luego de lo cual comienza un nuevo ciclo. El proceso en su conjunto está regido por el destino. El pneuma, alma o razón del mundo (providencia) no es un ser personal y libre sino el orden (inmanente) que rige la materia.
Dios dirige el cosmos (universo), con leyes rigurosas, todo es necesario, no existe la libertad. El hombre debe adaptarse a las leyes de la naturaleza, buscando su característica esencial, que es la razón.
El sabio está libre de pasiones y nadie le supera en dignidad interior, ni el mismo Zeus. El sabio es imperturbable ante la desgracias y el destino. Prácticamente ningún hombre alcanza el ideal del sabio. Nadie es dichoso en la enfermedad, nadie se siente feliz en el momento de morir o al ser injuriado. Todo está determinado y no se puede hacer nada para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Al igual que quien nada contra corriente, sólo consigue agotarse, el necio que se rebela contra el destino, sólo obtiene desesperación y sufrimiento.
Pero podemos ser conscientes de nuestra conducta, y en esa medida ser virtuosos, pues las acciones no son buenas ni malas en si mismas, todo depende de la intención con la que las realicemos. El mal no es la muerte, sino el temor a la muerte, no la pobreza, sino los deseos desmesurados de riqueza, no la enfermedad, sino el miedo al sufrimiento. Lo mejor es aceptar el destino serenamente, sabiendo que es lo mejor para el hombre, ya que el universo está regido por Dios. Dueño de su propia existencia, le es lícito suicidarse.
El estoico es cosmopolita, sólo hay una ley y una patria para todos los hombres. El amor propio basado en el instinto de conservación, se extiende a lo cercano, la familia, los amigos, los conciudadanos, hasta alcanzar a la humanidad entera, aunque con menor fuerza. El ideal ético es que este amor tenga la misma intensidad, amar a todos los hombres como a nosotros mismos. El estoicismo influyó en la moral cristiana, que asimiló las ideas de ascetismo, renuncia, obediencia y hermandad universal.
7-Cinismo:
La sociedad nos hace infelices
Y por ello postula un retorno a la naturaleza y a las costumbres más animales.
8-Estoicismo
Abstente (placeres) y aguanta (desgracias)
ÉTICAS MATERIALES Y ÉTICAS FORMALES
Fue Kant quien introdujo por vez primera la distinción entre éticas materiales y éticas formales. Kant señala que las éticas precedentes eran materiales, mientras que la suya es formal.
Por “éticas materiales” no hay que entender éticas que propongan fines de tipo material o “materialistas”. Las éticas materiales dan un contenido a la tarea moral, especificando cuales deben ser los “fines morales” que debe proponerse el hombre y convirtiendo toda “norma moral” en norma para un fin.
Las éticas de fines creen que es preciso averiguar cuál es la esencia del ser humano, pues su fin consiste en realizarla plenamente. Por eso acuden a la metafísica, que es el saber capaz de desvelar la esencia de los seres.
Las éticas formales tratan de fundar la moral sin un contenido específico. La moral es una “forma” cuyo contenido, depende de las circunstancias.
La ética kantiana
Se consideran éticas deontológicas aquellas que encuentran en el deber mismo (incondicionado), el elemento moral de la acción. La obediencia a la ley es el elemento esencial de la acción moral: sólo obramos moralmente cuando obedecemos a la ley y porque obedecemos a la ley. En la forma más simple, propuesta por Kant, la obediencia se debe a aquellas normas que puedan resultar universalizables, es decir, que reúnan las condiciones formales (imparcialidad, utilidad general...) para ser leyes.
El deber se presenta como la obediencia a una ley que es universalmente válida para todos los seres racionales. ¿Cuál es el contenido de esta ley? Tomo conciencia de ella como un conjunto de preceptos que puedo establecer para mí mismo y querer que sean obedecidos por todos los seres racionales. La prueba de un auténtico imperativo es que puedo universalizarlo. El imperativo categórico (a diferencia del hipotético) no está limitado por ninguna condición. Tiene la forma: “Debes hacer tal y cual cosa”.
El imperativo categórico dice: “obra de modo que la máxima de tu voluntad pueda siempre a la vez valer como principio de una legislación universal”.
Las acciones han de considerar siempre al hombre como fin, jamás como medio. Este es el sentido que tiene la segunda máxima que propone Kant para expresar la ley de la razón práctica: “Obra de tal manera que siempre tomes a la humanidad como un fin y jamás la utilices como un medio, ya sea en tu persona, ya sea en la persona de cualquier otro”.
Para Kant no hay nada incondicionalmente bueno, excepto una buena voluntad. La atención se centra en la voluntad del sujeto. El único móvil de la buena voluntad es el cumplimiento de su deber por amor al cumplimiento del deber. Establece un contraste entre el deber y cualquier otro tipo de inclinación. Pues la inclinación pertenece a nuestra naturaleza, y no podemos elegir nuestras inclinaciones. Podemos elegir entre nuestras inclinaciones y nuestro deber.
La ética de Kant se plantea como una ética del deber puro. Si actuamos en virtud de alguna fin egoísta, actuamos obedeciendo lo que Kant denomina “imperativos hipotéticos”. Un imperativo hipotético es el que se ajusta a “si quieres A, haz B”. Se trata de establecer nuestra acción como medio para conseguir un fin. Pero Kant entiende que este fin es egoísta.
Según Kant, el ser racional se da a sí mismo los mandatos de la moralidad. Cada uno de nosotros es su propia autoridad moral. Por tanto, la autoridad externa, aun si es divina, no puede proporcionar un criterio para la moralidad. La ley moral debe ser completamente invariable. Cuando he descubierto un imperativo categórico, he descubierto una regla que no tiene excepciones.
La libertad es el supuesto previo del imperativo categórico. El deber del imperativo categórico sólo puede aplicarse a un agente capaz de obedecer. Ser capaz de obedecer implica que uno no está determinado por sus inclinaciones. La voluntad no debe buscar el placer o la felicidad. El imperativo que guía la acción determinada por la inclinación es siempre un imperativo hipotético
La ética de Kant plantea un problema: la necesidad de obrar por el deber, excluyendo fines, temores a castigos, deseos de recompensa, etc, se mueve en el terreno ideal, porque todo hombre desea ser feliz.
Según Kant, la razón práctica presupone la creencia en Dios, en la libertad y en la inmortalidad. Se necesita a Dios como un poder capaz de premiar la virtud con la felicidad; se necesita de la inmortalidad porque la virtud y la felicidad no coinciden en esta vida.
Éticas discursivas
No es posible dentro de sociedades multiculturales, construir una ética basada en la razón abstracta e impersonal como pretendía Kant. La moral no puede prescindir de la dimensión histórica y social de los individuos. La racionalidad se construye en el diálogo interpersonal.
El deontologismo kantiano era demasiado abstracto; el actual suele expresarse en un estilo contractualista. El énfasis se desplaza de lo que cada cual puede querer que se convierta en una ley universal, a lo que todos puedan acordar que se convierta en una norma universal.
En las éticas deontológicas contemporáneas (Köhlberg, Rawls, Apel) la tarea moral consiste en “decidir qué reglas mínimas hemos de seguir para que cada uno viva según sus ideales de felicidad”. El deber marca los mínimos exigibles universalmente. Los máximos de felicidad no se pueden exigir, sino únicamente invitar a su realización.
John Rawls propone una situación ideal de diálogo.
Se debería debatir desde una posición inicial de igualdad, en la que nadie puede coaccionar a los demás y en la que todos dispongan de la misma información. Además todos estarían sometidos al velo de ignorancia, nadie sabría su posición social futura.
Nunca se podrán dar estas condiciones ideales, pero nos suministran un criterio para valorar las normas morales.
ETICA DE ARISTOTELES
El ser humano es un animal racional. Es el término medio entre el Dios y el animal. Dios es racional y perfecto y no se tiene que preocupar por el bien, los animales no se pueden plantear la pregunta. El saber vivir es la tarea fundamental del ser humano.
Para Aristóteles vivir bien será vivir plenamente según nuestra
naturaleza. Nuestra naturaleza es animal y racional, tendremos que cumplir con esas dos disposiciones. Debemos buscar un equilibrio entre nuestras necesidades físicas (alimentarse, reproducirse,..), emocionales (relaciones sociales) e intelectuales. La ausencia completa de riquezas y placeres es incompatible con la felicidad, que no consiste en estos bienes, pero los supone. La felicidad no la alcanza el hombre solitario, sino el que se relaciona con los demás, porque el hombre es un ser social.
"El hombre solitario es una bestia o un dios."
La virtud consiste en el término medio que impide las malas consecuencias del exceso y del defecto. No es una media aritmética, pues en ética las cosas dependen de las circunstancias. Hay virtudes morales (animal) y virtudes intelectuales (racional). Las virtudes morales serán la excelencia en el comportamiento, que se basa en los buenos hábitos. Por ejemplo: frente a la cobardía y la temeridad, actuar valientemente; frente a la avaricia y el derroche, la generosidad.
Hay una virtud dentro de nuestras capacidades intelectuales, que regula las virtudes morales. Esta virtud es la prudencia, o el buen juicio.
La máxima felicidad la alcanza el ser humano si lleva una vida intelectual, dedicada a la búsqueda de la verdad, que permite alcanzar la sabiduría. Esta felicidad no está al alcance de los niños, las mujeres, los esclavos, los artesanos y los campesinos sometidos al trabajo físico. La felicidad va unida al éxito, al buen obrar y a los bienes exteriores.
EPICURO
cscjprofes
El epicureismo es una forma moderada de hedonismo, que engloba a todas las doctrinas que identifican la felicidad con el placer.
El hedonista burdo pone la felicidad del hombre en la búsqueda desenfrenada de placeres sin más, y se dedica a gozar de la vida. El hedonismo puede resumirse “comamos y bebamos que mañana moriremos”
La máxima fundamental del epicureísmo -como también del estoicismo- es «vivir conforme a la naturaleza». De ahí deriva Epicuro la identificación práctica de la felicidad con el placer.
Epicuro se refería a los placeres del cuerpo -placeres básicos-, pero también, a los del alma (por ejemplo, la amistad).
La felicidad consiste en evitar el mayor número posible de dolores, inquietudes y ansiedades. Para ello, el hombre debe llevar una vida moderada. Es mejor pequeños placeres, pero constantes y sin dolores, que placeres intensos, pero pasajeros y acompañados de grandes dolores. Los excesos proceden de las falsas opiniones, contra las cuales hay que estar prevenido:
«No es el vientre el que es insaciable, como cree la gente, sino la falsa opinión que se tiene de su capacidad ilimitada» (ibíd.).
"Pues ni fiestas ni banquetes continuos, ni el goce de muchachos y doncellas, ni de pescados y cuanto comporta una mesa lujosa engendran una vida placentera, sino un cálculo sobrio que averigüe las causas de toda elección y rechazo y que destierre las falsas creencias a partir de las cuales se apodera de las almas la mayor confusión. De todo esto, el principio y el mayor bien es la prudencia. Por ello, más preciosa incluso que la filosofía es la prudencia, de la que nacen todas las demás virtudes, enseñándonos que no es posible vivir placenteramente sin vivir prudente, honesta y justamente, ni vivir prudente, honesta y justamente, sin vivir placenteramente. Pues las virtudes son connaturales al vivir feliz, y el vivir feliz es inseparable de éstas."
Sólo será feliz el que es «sabio», pues escoge con prudencia y sabe contentarse en la moderación. Por eso Epicuro enseñó a distinguir entre tres tipos de deseos
Deseos naturales y necesarios: Como una comida sobria, o la bebida que apaga la sed. «La pobreza, de acuerdo con las necesidades de nuestra naturaleza, es una gran riqueza; en cambio, la riqueza que no conoce límites es una gran pobreza»: el que vive conforme a la naturaleza, es siempre rico; el que vive conforme a las opiniones, es siempre pobre.
Deseos naturales y no necesarios: Nacen del deseo de variar, y deben ser moderados por la prudencia. Es natural el deseo de comer y beber, pero no es necesario buscar alimentos refinados.
Deseos no naturales ni necesarios: Nacen de las opiniones de los insensatos, que no se satisfacen con lo que tienen y se afligen por lo que no tienen. Buscar el lujo o la gloria -deseo tan típico de los griegos- no es natural ni necesario.
La felicidad no va incluida en la riqueza, la riqueza más allá de lo esencial es tan inútil como un recipiente que se desborda
Epicuro desafió las convenciones sociales de su época, desdeñando el ansia de riqueza y poder, pues son medios inútiles de alcanzar la felicidad. Muy molesta fue su crítica contra la esclavitud y las desigualdades entre hombres y mujeres, e incluso entre griegos y extranjeros. A su Jardín, más una comunidad de amigos que una academia en sentido estricto, podía acceder cualquier persona independientemente de su origen social, raza o sexo, porque el bien nada sabe de esas distinciones.
GOOD VIBRATIONS
Me encanta la ropa colorida que lleva,
y la forma en que el sol juega por su cabello.
Oigo el sonido de una palabra amable,
en el viento que lleva su perfume por el aire.
Estoy recogiendo buenas vibraciones,
ella me está excitando,
Estoy recogiendo buenas vibraciones.
Ella me está excitando.
Buenas buenas buenas vibraciones
Ella me está excitando.
Buenas buenas buenas vibraciones
Ella me está excitando.
Cierro los ojos
Ella esta más cerca ahora
sonrie dulcemente,
entoces se que debe ser amable.
Cuando la miro a los ojos,
se viene conmigo a un mundo lleno de flores.
Estoy recogiendo buenas vibraciones,
ella me está excitando,
Estoy recogiendo buenas vibraciones.
Ella me está excitando.
Buenas buenas buenas vibraciones
EL UTILITARISMO
Para los utilitaristas, lo que proporciona placer es bueno y lo que nos causa dolor es malo.El utilitarismo de Bentham se inspira en la doctrina de Epicuro. El sentido de nuestra vida es llevar a cabo una vida lo más placentera posible.
La relación directa entre “mayor placer” y mayor “felicidad” se conoce como el principio de utilidad: Nuestro deber es buscar la máxima felicidad para mayor numero de personas.
Jeremy Bentham no jerarquiza los placeres. El placer es el mismo más allá de la diversidad de situaciones, sentimientos o sensaciones que puedan ocasionarlo. Sólo varía en su cantidad.
El cálculo de Bentham supone que la felicidad consta de siete elementos:
- Intensidad (que tan intensa es la felicidad que logro).
- Duración (por cuanto tiempo).
- Certeza (que tan seguro estoy de los resultados que espero).
- Proximidad (que tan pronto).
- Fecundidad (conduciría a placeres semejantes) .
- Pureza (que tanto dolor le acompaña).
- Extensión (a cuantos afecta).
En Bentham, su concepción de la moralidad (“aritmética moral”) se completa con la apología de la sociedad capitalista, por cuanto se declara que la satisfacción del interés particular (“principio del egoísmo”) es el medio que permite “lograr la mayor felicidad para el mayor número de personas” (“principio del altruismo”).
LOS ESTOICOS
Los estoicos eran materialistas. El ser es extensión y energía. Todos los cuerpos (el alma incluida) se componen de dos principios: uno pasivo, la materia, y otro activo, fuego, razón o pneuma. El pneuma es corpóreo aunque no material. Lo único incorpóreo es el vacío que rodea al Universo, el espacio, el tiempo y los significados. Todo está penetrado por el pneuma, aunque en diverso grado. En los seres inorgánicos el pneuma simplemente está: en los vegetales genera el crecimiento; en los animales actúa como alma; y en el hombre se presenta como razón.
Y así como puede afirmarse, por un lado, que todo es materia, también puede decirse que todo es "fuerza vital". Este fuego que todo lo penetra es la razón divina. El continuo cambio que genera el pneuma se desarrolla en ciclos idénticos que se repiten eternamente ("eterno retorno"). Cada ciclo culmina en una gran conflagración universal. Todo vuelve al primitivo fuego, luego de lo cual comienza un nuevo ciclo. El proceso en su conjunto está regido por el destino. El pneuma, alma o razón del mundo (providencia) no es un ser personal y libre sino el orden (inmanente) que rige la materia.
Dios dirige el cosmos (universo), con leyes rigurosas, todo es necesario, no existe la libertad. El hombre debe adaptarse a las leyes de la naturaleza, buscando su característica esencial, que es la razón.
La felicidad consiste en la virtud. Las virtudes son deseables por sí mismas, no por una esperanza en una recompensa y por el temor a un castigo futuro. El placer es el resultado de la actividad, nunca puede ser un fin. Las pasiones son irracionales, por lo tanto contrarias a la naturaleza, más que moderarlas hay que eliminarlas, alcanzando un estado de ataraxia o dominio de las pasiones, o el estado de apatía, eliminación de las pasiones.
El sabio está libre de pasiones y nadie le supera en dignidad interior, ni el mismo Zeus. El sabio es imperturbable ante la desgracias y el destino. Prácticamente ningún hombre alcanza el ideal del sabio. Nadie es dichoso en la enfermedad, nadie se siente feliz en el momento de morir o al ser injuriado. Todo está determinado y no se puede hacer nada para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Al igual que quien nada contra corriente, sólo consigue agotarse, el necio que se rebela contra el destino, sólo obtiene desesperación y sufrimiento.
Pero podemos ser conscientes de nuestra conducta, y en esa medida ser virtuosos, pues las acciones no son buenas ni malas en si mismas, todo depende de la intención con la que las realicemos. El mal no es la muerte, sino el temor a la muerte, no la pobreza, sino los deseos desmesurados de riqueza, no la enfermedad, sino el miedo al sufrimiento. Lo mejor es aceptar el destino serenamente, sabiendo que es lo mejor para el hombre, ya que el universo está regido por Dios. Dueño de su propia existencia, le es lícito suicidarse.
El estoico es cosmopolita, sólo hay una ley y una patria para todos los hombres. El amor propio basado en el instinto de conservación, se extiende a lo cercano, la familia, los amigos, los conciudadanos, hasta alcanzar a la humanidad entera, aunque con menor fuerza. El ideal ético es que este amor tenga la misma intensidad, amar a todos los hombres como a nosotros mismos. El estoicismo influyó en la moral cristiana, que asimiló las ideas de ascetismo, renuncia, obediencia y hermandad universal.
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