miércoles, 13 de diciembre de 2017

Monólogo de Hamlet



Ser o no ser, esa es la cuestión.
¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes 
y las flechas de la injusta fortuna
o tomar las armas contra un mar de adversidades 
y oponiéndose a ella, encontrar el fin?
Morir, dormir… nada más; 
y con un sueño poder decir que acabamos 
con el sufrimiento del corazón 
y los mil choques que por naturaleza 
son herencia de la carne…
Es un final piadosamente deseable.
Morir, dormir, dormir… quizá soñar. 

Ahí está la dificultad. 
Ya que en ese sueño de muerte, 
los sueños que pueden venir 
cuando nos hayamos despojado 
de la confusión de esta vida mortal, 
nos hace frenar el impulso. 
Por eso pienso que es una desgracia 
tener una larga vida.
¿Pues quien soportaría
los latigazos y los insultos del tiempo, 
la infamia del opresor, 
el desprecio del orgulloso, 
la angustia del amor despreciado, 
la tardanza de la ley, 
la insolencia del poder, 
y los golpes que sufre la virtud, 
si uno mismo pudiese acabar ese suplicio
con un simple puñal?

¿Quién podría llevar la carga,
gritando y sudando, de esta vida fatigosa,
si no fuera por el temor
de lo que se oculta tras la muerte,
el país sin descubrir
del que ningún viajero ha logrado regresar,
que nos desconcierta y nos hace soportar
los males que ya padecemos
antes que buscar otros que desconocemos?

Así, la conciencia nos hace a todos cobardes,
y el color natural de la resolución
se debilita bajo la pálida sombra de la razón.
Y empresas de gran peso y entidad
se desvían de su curso,
dejando de ser acciones."

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