jueves, 19 de abril de 2012

Rigoletto


No puede haber un argumento más duro, más terrible sobre el abuso de poder machista y clasista. Una historia escrita para el teatro por Victor Hugo (Francia, 1802-1885), se tituló El rey se divierte, y que adaptó a la ópera Francesco Maria Piave (Italia, 1810-1876) con música de Giuseppe Verdi (1813-1901), 19 años después. Tuvo grandes problemas con la censura por considerarla como inmoral y obscena. Rigoletto rompió moldes, pues el protagonista era un barítono maligno y el tenor abandonaba el papel de caballero romántico para convertirse en un vil canalla.

Se trata de un intenso drama de pasión, engaño, amor filial y venganza que tiene como protagonista a un bufón jorobado de la corte del Ducado de Mantua. Pone a buen resguardo a una hija que nadie conoce. Las demás mujeres podrán ser "cazadas" por su "señor", el duque de Mantua.

DUCA

Questa o quella per me pari sono
A quant'altre d'intorno mi vedo,
Del mio core l'impero non cedo
Meglio ad una che ad altra beltà.
La costoro avvenenza è qual dono
Di che il fato ne infiora la vita;
S'oggi questa mi torna gradita,
Forse un'altra doman lo sarà.
La costanza, tiranna del core,
Detestiamo qual morbo crudele,
Sol chi vuole si serbi fedele;
Non v'ha amor, se non v'è libertà.
De' mariti il geloso furore,
Degli amanti le smanie derido,
Anco d'Argo i cent'occhi disfido
Se mi punge una qualche beltà.

DUQUE

Esta o aquella para mí son iguales
a cuantas veo a mi alrededor;
no cedo el dominio de mi corazón
a una belleza más que a otra.
El encanto de cada una es el don
con que el destino nos alegra la vida;
y hoy ésta es de mi agrado,
quizás otra lo sea mañana.
La fidelidad, tirana del corazón,
la odio como a una cruel enfermedad;
manténgase fiel sólo quien quiera;
no hay amor sin libertad.
Me burlo de los maridos celosos,
y del frenesí de los amantes,
desafío incluso los cien ojos de Argos,
cuando me excita cualquier belleza.

Argos es un personaje dotado de 100 ojos y llamado por ello Panoptes (“el que todo lo ve“), al que Hera confió la vigilancia de Ío, una antigua sacerdotisa suya, convertida en vaca por su esposo Zeus, que había sido seducido por la belleza de la joven, y que al ser descubierto la transformó en ese animal y juró que no la había tocado. Argo ató al animal a un olivo en un bosque de Micenas vigilándolo con sus múltiples ojos. Pero Zeus envió a Hermes a liberar a su amante Ío. Hermes, tocando la flauta de Pan, consiguió dormir a Argos y mientras dormía lo mató, liberando así a Ío. Hera, para inmortalizar al que le había servido, trasladó sus ojos al plumaje del ave que le estaba consagrada: el pavo real.


El malvado Duque dice cómo son las mujeres mostrando su desprecio hacia ellas:

DUCA
La donna è mobile, qual piuma al vento,
muta d'accento, e di pensiero.
Sempre un amabile, leggiadro viso,
in pianto o in riso, è menzognero.
La donna è mobile, qual piuma al vento,
muta d'accento, e di pensier
e di pensier, e di pensier.

È sempre misero, chi a lei s'affida,
chi le confida, mal cauto il core!
Pur mai non sentesi felice appieno
chi su quel seno non liba amore!
La donna è mobile, qual piùma al vento,
muta d'accento e di pensier,
e di pensier, e di pensier!

DUQUE
La mujer es voluble, cual pluma al viento,
cambia de palabra y pensamiento.
Siempre su amable, hermoso rostro,
en llanto o risa, es engañoso.
La mujer es voluble, cual pluma al viento,
cambia de palabra y pensamiento.
y de pensamiento, y de pensamiento.

¡Siempre es desgraciado quien en ella confía,
quien le entrega, incauto el corazón!
¡Pero aún así, no se siente plenamente feliz
quien de su pecho no beba amor!
¡La mujer es voluble, cual pluma al viento,
cambia de palabra y pensamiento
y de pensamiento, y de pensamiento!

Sin embargo, no calcula bien sus pasos, su estrategia, y recibe la maldición "la maledizione" de Monterone, un hombre cuya hija se ha visto deshonrada a causa de las intrigas del deforme sirviente y las malas artes de su amo. "Maldición" para Rigoletto que se cumplirá... pues su bella hija que creía a buen resguardo terminará humillada y asesinada por los caminos menos previsibles

MONTERONE
Ah! Sí, continuaré turbando
vuestras orgías... vendré a gritar.
Mientras permanezca impune
el atroz insulto a mi familia;
y aunque me entreguéis al verdugo,
se os aparecerá mi terrible espectro,
llevando en la mano mi calavera
a pedir venganza al mundo y a Dios.

DUQUE
¡Ya basta! ¡arrestadlo!

RIGOLETTO
¡Está loco!

CORO
¡Qué palabras!

MONTERONE
(Al Duque y Rigoletto)
¡Malditos seáis ambos!
Duque, es de viles azuzar al perro
contra el león moribundo...

(a Rigoletto)
y tú serpiente,
tú que te burlas del dolor de un padre
¡Yo te maldigo!

Rigoletto acompaña a Gilda, su hija secreta, hasta la taberna de Sparafucile, un sicario. Dentro de la taberna, el seductor sin escrúpulos, el Duque, coquetea con Maddalena, una ramera. Rigoletto parte el corazón de su hija al demostrarle que el Duque sólo es un seductor sin alma y que el amor eterno que le ha declarado a la desgraciada Gilda es absolutamente falso.

DUCA
Bella figlia dell’amore,
Schiavo son de’ vezzi tuoi;
Con un detto sol tu puoi
Le mie pene consolar.
Vieni, e senti del mio core
Il frequente palpitar.

DUQUE
Bella hija del amor
soy esclavo de tus encantos;
una sola palabra tuya,
puedes consolar mis penas.
Acércate y oye
el rápido latir de mi corazón.

Rigoletto le pide a Gilda que abandone el lugar y se dirija a Verona mientras que él se debe quedar allí. Pretende vengarse del duque y ha contratado a un asesino, Sparafucile. Gilda decide sacraficarse para salvar la vida del Duque, que la traicionó pero al que todavía ama. El asesino entrega el cuerpo dentro de un saco a Rigoletto para que lo arroje al rio. Rigoletto descubre que es su hija, que muere en sus brazos.

GILDA

Benedite alla figlia, o mio padre
Lassù in cielo vicina alla madre
In eterno per voi pregherò.

GILDA

Bendecid a vuestra hija, padre mío...
Allá en el cielo, cerca de mi madre,
rezaré por vos eternamente.

Al final Rigoletto vuelve a exclamar esa frase que ha marcado toda la ópera: "Ah, la maledizione!!!"

Don Juan Tenorio es una figura semejante a la del Duque. Es capaz de seducir a cualquier mujer humillando a padres y maridos. El amor de doña Ines le salva de ir al infierno.












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